El marketing online es muy susceptible de ser filosofado. Edward
Azorbo, de Rebeldes Marketing Online me ha dado las claves para realizar este
artículo que ya tiempo que tenía ganas de escribir: la filosofía del marketing
online.
Toda estrategia de marketing tiene mucho de razonamiento.
Todo tiene un porqué y las compras no son una excepción. Vamos a filosofar (a
razonar) sobre este hecho, sobre los porqués y sobre las consecuencias que
acarrea.
Comprar en una e-commerce u otra
¿Qué es lo que nos hace decidirnos por una u otra
plataforma? ¿Nos detenemos a pensarlo como clientes o simplemente somos
impulsivos? Estudios recientes afirman lo segundo, somos impulsivos y no es
nuestra razón, sino nuestras emociones quienes compran por nosotros. Entonces,
¿Qué tipo de seres somos? Se supone que el ser humano es el único racional y
por eso somos civilizados y compramos con sentido común. Pero parece que esta
teoría hace aguas. Tras una compra, el cerebro es quién justifica la acción.
Alea jacta est. Vamos, a lo hecho, pecho. ¿En qué lugar en la escala de la
naturaleza nos deja esto? Hasta los chimpancés son más responsables.
¿Nuestras compras tienen que ver con la crisis?
Nuestro país se ha
visto sumergido en una profunda crisis económica. Esto está estrechamente
relacionado con el punto anterior: compramos a través de las emociones, no con
el cerebro. Así que, nos decidimos a comprar una casa, de cuya hipoteca no nos
podemos hacer cargo, para hacer feliz a nuestro marido, para aparentar o para
lo que sea. Aunque no voy por ahí, no fuimos los que compramos los culpables.
Lo son los que vendieron. Los bancos nos animaron a comprar, a sabiendas de que
no podríamos pagarlo. ¿Cómo no hacerlo si era un negocio fantástico? Tú,
cliente roñoso, me pagas hasta que puedas y cuando dejes de pagar me quedo con
tu casa; ahora, firma aquí. Lo dicho, un negocio redondo en el que caímos como
monos.
El arte del marketing para vender
Por eso, vender se trata de arte. Hay que llegar al corazón
del consumidor, no tanto al cerebro, y disparar a matar. A día de hoy, con el
comercio electrónico, la cosa está mucho más complicada. Es tanta la oferta,
que es complicado que el cliente potencial te encuentre para poder tirarle en
anzuelo. Por eso, una vez que el usuario llega a tu página hay que ser un
tiburón: pop ups, banners que te persiguen por el navegador, carritos de la
compra que ruedan por cada página que visitas… Todo vale con la excusa de
vender. Un acoso tal, que me hace preguntarme si esos chimpancés de los que
hablaba antes no serán mucho más humanos que nosotros.
Emprendedores supervivientes
Sólo hay algo que justifica todas estas herramientas: el
instinto de supervivencia. Ser emprendedor no es tarea fácil y hay que vender
para sobrevivir. Por eso, usar todo lo que está a tu alcance es legítimo, se
entiende, es razonable. Y ya estamos de nuevo: somos impulsivos ante nuestras
estrategias de venta pero lo razonamos a posteriori a través de nuestro
cerebro. Y de nuevo hay un culpable: si este sistema capitalista que tenemos no
fuera tan agresivo, si el gobierno no nos ahogara con impuestos y dejara de ser
tan benevolente con sus colegas de partido… si esto y si lo otro…. Los humanos
seríamos una raza excepcional. Mientras tanto, dejamos bastante que desear.
Por lo pronto, voy a
seguir investigando en el blog de marketing online de Rebeldes Marketing Online,
a ver qué nuevas estrategias de marketing para mi tienda online me propone el
experto Edward Azorbo.
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